viernes, 18 de junio de 2010

Partes

Las partes de mí en aquel momento
Recordar mi habitación: objetos, orden incómodo.

Un placard es necesario para guardar el trazo, la tinta y cerrar las puertas.
Una cama más grande donde hacer pruebas, giros de amor.
Un escritorio, estantes, con mi papel, tijera, lápiz, regla.

¿Y el espejo?
¿Qué hago con el espejo?
El reflejo, mi imagen: ocupa lugar el orden, el miedo, el perro.
Hay un cerebro-corazón-alma.
Y la dama toca su pecho.
Pero a veces lloran juntos. Miran alrededor a ver qué piensan los animales de la selva.
Van descubriendo unos falsos sueños, reconfirmando certezas. Quieren aprender sobre una roca firme en la arena, en el mar, protegidos sin perros que le muerden la cola.
Quieren estar no en la espera ni en la guerra. Sólo en su eje de rosa con espinas filosas para quien quiera cortarla.
Rostro y pechos rojos de seda.
Ojos, hombros, vientre en paz.

Parte de su creación, como el camino, como los ojos con los que cruza miradas, como el tacto o fin que comparte con otros.
Eso es ella también.

Eterno trayecto. Mil partes y cambios de tiempo.
Las cosas pasan al fin solas.
Sólo hay que mantenerse.

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