Dama pequeñísima
Moradora en el corazón de un pájaro
Sale al alba a pronunciar una sílaba
NO.
Alejandra Pizarnik
Amable, soñaba y lloraba putrefacta.
Se hundía en charquitos de bebé.
Gemía sus nombres: “Pampa, Parque, SantaPalma”
Pintó con violetas, un día, sus pies.
Al revés.
Violáceo era su cabello pasmado.
Viajó a Roña y a Jamás.
Soltó sus dedos y su piel.
Se la arrancaron.
Le arrancaron su pájaro y su oso.
Sembraron piñas en su espalda.
Cosechaban flores azules.
Festejaban en La.
Grupos, suertes y semen.
Un águila le vino a gritar que grite.
Y gritó.
Y vio todo un festín en su dulce muslo.
Y plantó su cuerpito resquebrajado, a punto de ser hilacha, en un pedazo de tierra oscura.
Así son los temblores.
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